martes, 26 de abril de 2016

TALLER DE ESCRITURA CREATIVA CON STORYBIRD

Empezamos a publicar los cuentos ilustrados que han realizado los alumnos y alumnas de quinto-B con la aplicación Storybird.


El cuento de Yohana Cabrera: Las aventuras de Diego y sus amigos.




El de Izan Castro: La mujer que se enfadaba.




El de Laura Muñoz: Una chica muy especial.

martes, 19 de abril de 2016

LOS MARTES POÉTICOS


Durante todo el mes de marzo, mes de la poesía, hemos trabajado en todo el centro y dentro del Plan Lector y Biblioteca, la poesía.
Los alumnos y alumnas desde infantil a sexto han recibido cada martes, un poema adaptado a su nivel y con él han aprendido a amar la poesía,recitando, ilustrando, interpretando cada uno de ellos.
Aqui tienen algunos trabajos realizados por diferentes cursos.




TALLER DE PEQUEÑOS POETAS
En el área de lengua hemos trabajado en la clase de 4º la poesía de diferentes autores.
En nuestro taller de pequeños poetas hemos leído y recitado. Buscamos sustantivos y adjetivos y a partir de estas palabras jugamos a ser poetas construyendo nuevos poemas.
Hicimos cuartetos y pareados y buscamos la rima, la belleza y la expresión de nuestros sentimientos.
Hemos disfrutado muchísimo con este taller que finalizó ilustrando cada poema original.

Pequeños poetas de cuarto curso






http://www3.gobiernodecanarias.org/medusa/edublogs/ceipmarpequena/files/2016/04/TALLER-DE-POESIA-5B19042016.pdf

sábado, 2 de abril de 2016

DÍA INTERNACIONAL DEL LIBRO INFANTIL, 2016.


CARTEL


El IBBY  (International Board on Books for Young People) promueve desde 1965 la celebración del Día Internacional del Libro Infantil el 2 de abril, para homenajear y conmemorar el día del nacimiento de Hans Christian Andersen. Con tal motivo cada año una sección del IBBY elabora un cartel y un mensaje.
Este año, el país elegido es Brasil. El diseño del cartel es de Ziraldo, y el texto, de la escritora Luciana Sandroni.
Puedes leer a continuación el texto completo: Érase una vez…

Érase una vez una… ¿Princesa? No.
Érase una vez una biblioteca. Y érase también una vez una niña llamada Luisa, que fue a la biblioteca por primera vez. La niña caminaba despacio, tirando de una mochila de rueditas enoooorme. Observaba todo con admiración: estantes y más estantes repletos de libros, mesas, sillas, almohadas de colores, dibujos y carteles en las paredes.
—Traje la foto —le dijo tímidamente a la bibliotecaria.
—¡Muy bien, Luisa! Voy a inscribirte. Mientras tanto puedes ir escogiendo el libro. ¿Sabes que puedes llevarte un libro a casa?
—¿Uno solo? —preguntó decepcionada.
En ese mismo instante sonó el teléfono y la bibliotecaria dejó a la niña con la tan difícil tarea de elegir un único libro en la infinidad de estantes. Luisa arrastró su mochila y buscó, buscó hasta que encontró su libro favorito: Blancanieves. Se trataba de una edición de tapa dura, con hermosas ilustraciones. Con el libro en la mano empujó su mochila de nuevo y, cuando ya estaba a punto de salir salir, alguien le tocó el hombro. La niña se dio la vuelta y casi se cae para atrás del susto: era, nada más y nada menos, que el Gato con Botas con su libro en la mano… digo… ¡entre las patas!
—Buenos días, ¿cómo estás? —le dijo haciendo una reverencia.
—Luisa, ¿acaso no te sabes de memoria todas esas historias de princesas? ¿Por qué no te llevas mi libro El Gato con Botas, que es mucho más divertido?
Luisa, con la boca abierta, no sabía qué decir.
—¿Qué te pasa? ¿Te comió la lengua el gato? —bromeó.
—¿Eres el Gato con Botas de verdad, verdad?
—¡Sí, en persona, digo… de carne y hueso! Llévame a tu casa y sabrás todo sobre mi historia y la del Marqués de Carabás.
La niña, perpleja, solo conseguía asentir con la cabeza. El Gato con Botas, con un toque de magia, regresó a su libro, y cuando Luisa estaba a punto de salir de la biblioteca volvió a sentir un toque en el hombro. Era ella: “blanca como la nieve, colorada como la sangre y con cabellos negros como el ébano”. ¿Adivinaste?
—¡¿Blancanieves?! —dijo Luisa anonadada.
—Luisa, llévame contigo también. Esta edición —dijo mostrándole su propio libro— es una adaptación auténtica del cuento de los hermanos Grimm.
Cuando la niña estaba a punto de coger el libro, El Gato con Botas apareció molesto:
—Blancanieves, Luisa ya escogió. Vete con tus seis enanos.
—¡Son siete y no seis! ¡ Y ella aún no ha escogido! —le dijo Blancanieves roja de cólera.
Los dos miraban a la niña esperando una respuesta:
—No sé cuál llevar… quería llevármelos todos…
De repente, sucedió algo increíble: fueron saliendo de los libros Cenicienta, Caperucita Roja, Rapunzel… Un equipo completo de princesas de verdad:
—Luisa, llévame a tu casa —le suplicaban todas.
—Yo solo necesito una cama para dormir un rato —dijo la Bella Durmiente mientras bostezaba.
—Solo cien años —dijo el gato burlándose.
—Puedo limpiar tu casa, pero de noche tengo una fiesta en el castillo del…
—¡Príncipe! —gritaron todos.
—En mi cesta tengo torta y vino. ¿Quién quiere? —ofreció Caperucita.
Y continuaron apareciendo más personajes: el Patito Feo, la Vendedora de Fósforos, el Soldadito de Plomo y la Bailarina:
—¿Luisa, podemos ir contigo? Somos los personajes de Andersen —pidió el Patito Feo, que tan feo… no era.
—¿Tu casa está calentita? —preguntó la Vendedora de Fósforos.
De repente, delante de todos, apareció un lobo enorme, peludo, muy peludo, con los dientes afilados: ¡el lobo feroz!
—Lobo, ¿por qué tienes esa boca tan grande? —le preguntó Caperucita, por costumbre.
—Yo les protejo —dijo valientemente el Soldadito de Plomo.
El Lobo abrió la boca y… ¿se los comió a todos? No. Solo bostezó de tanto sueño y les dijo con calma:
—Tranquilos. Solo quería darles una idea. Luisa se lleva el libro de Blancanievesy nosotros entramos en su mochila, que es muy grande.
A todos les gustó su idea.
—¿Luisa, nos dejas ir contigo?
—¡Claro que sí! —dijo Luisa abriendo la mochila.
Los personajes hicieron fila y fueron entrando uno a uno:
—¡Primero las princesas! —dijo la Cenicienta.
Al final aparecieron también los personajes brasileños: el Sací, el Caipora, una muñeca de tela que no para de hablar, un niño muy loquito, una niña con una cartera amarilla, otra con la foto de su bisabuela pegada al cuerpo, un pequeño rey mandón… Todos entraron.
La mochila pesaba más que nunca. ¡Cómo pesan los personajes!
Luisa llevó el libro de Blancanieves, y la bibliotecaria anotó todo en su ficha.
Poco después, la niña llegó a casa feliz. Su mamá le preguntó desde la cocina:
—¿Hija, llegaste?
—Síííí, mami, llegamos.
Fuente: OEPLI. Traducción: Elisa Toledo